lunes, diciembre 22, 2014

Resumen del año 2014

Aquí estoy una vez más haciendo recuento de lo que el año ha dado de sí, fotográficamente hablando. Si el año pasado la Fuji X20 tenía bastante presencia en el recuento final de imágenes, este 2014 ha ganado por goleada. Un compañero de trabajo siempre me dice que no se quiere comprar una cámara de este estilo porque sabe que entonces dejará aparcada su DSLR, y no puedo hacer otra cosa que darle la razón.



Aunque a primeros de año me llevé el equipo completo a Asturias, por unas cosas u otras apenas salió de la mochila, cosa que no pasó con la X20, que se venía a casi todas partes conmigo. En uno de esos paseos sin pretensiones fotográficas ninguna, salió una de las fotos que más me gusta del año, en una mañana lluviosa caminando por Gijón.



Una de las pocas veces que utilicé la 40D ese viaje fue para usar el filtro de larga exposición en un día de mucho viento, donde mi pesado trípode se portó estupendamente. No es un trípode de viaje, pero para estas cosas funciona muy bien, y os aseguro que soplaba de lo lindo el viento en la cima donde se sitúa la ermita de Santa Cristina de Lena.



Aunque hemos bajado un poco el ritmo, con Estudio Nómada hemos hecho alguna salida de retratos callejeros por la capital, y antes de que acabe el año esperamos hacer al menos otra. La gente sigue respondiendo a nuestra propuesta fotográfica y nos lo pasamos realmente bien.


Este año hemos hecho alguna escapada, a la que tan solo la pequeña X20 se ha venido como herramienta para guardar nuestros recuerdos. Y tengo que decir que, salvo en ocasiones muy puntuales, no echo de menos la 40D. La ligereza y comodidad de llevar una cámara al hombro o en una mochila junto con otras cosas habituales en estas escapadas, supera casi todo lo demás. Me hago cómodo y mi espalda lo agradece, me adapto a las posibilidades de llevar una compacta e intento sacarle partido de la mejor forma que soy capaz.


Bélgica fue nuestro viaje internacional del año, cinco días de lugares de cuento, cervezas, chocolate y buen ambiente. Bruselas, Brujas, Gante y Amberes fueron las ciudades que conocimos y a las que no me importaría volver. Nos quedaron otros pueblos por conocer, pero nos gusta viajar disfrutando de lo que vemos y no viajar atosigados como excursionistas en masa que necesitan ver todo lo que se pueda en tiempo record.


La costa gaditana fue donde dedicamos unos días del verano a desconectar de todo y no pensar más que en descansar, bañarse en la playa, comer unas raciones de pescaito frito y olvidarse un poco del día a día ajetreado de Madrid. Totalmente necesario hacer esto al menos una semana al año para recargar pilas.



Otras escapadas veraniegas fueron a Asturias y Cantabria, también muy relajadas, disfrutando de la tierra, de los amigos, y de unas cuantas cervezas y sidras que regaron estupendamente los platos del norte que tan bien sientan al cuerpo.



El año lo cerramos con una visita a Córdoba en noviembre, una ciudad preciosa de visita más que recomendable. Aunque tal vez la mejor época del año sea mayo por lo esplendoroso de los patios cordobeses, es un lugar con un clima agradable incluso en invierno, que hace que disfrutes igualmente de una caña o de un té a cualquier hora del día.



Salidas fotográficas como tal ha habido pocas, la gran mayoría de las fotos las hice con la X20, pero estoy contento con el resultado de esta pequeña todo-terreno. Echo en falta en ocasiones poder subir más la sensibilidad, los desenfoques de mi DSLR con objetivos luminosos, pero no se puede tener todo en una cámara de este tamaño.


O tal vez si, Fuji avanza de forma segura con sus cámaras y cada vez son más los que venden sus equipos para comprarse los de Fuji con un par de objetivos, haciendo un conjunto más ligero y portable, sin renunciar a la calidad...

Espero que acabéis bien el 2014 y que el 2015 sea mejor todavía, ¡Felices Fiestas a tod@s!

jueves, diciembre 11, 2014

Gante

Unas cuantas semanas después, me decido a actualizar el blog con alguna foto de Gante, la tercera ciudad que visitamos tras Brujas y Amberes. Como en las anteriores escapadas, cogimos el tren en la Estación Central y pusimos rumbo a esta preciosa ciudad.



Nada más salir de la estación ya se nota el ambiente universitario, cientos de bicicletas aparcadas en una plaza frente a la estación, con chavales que van y vienen sin cesar, nos daba pistas de que esta sería una ciudad algo más animada.



De la estación de Gante al centro histórico hay un buen paseo, algunos lo hacen andando y otros en tranvía. Nosotros elegimos esta segunda opción, no recuerdo el precio pero era asequible, y en unos diez minutos te plantas en el centro. Podríamos haberlo hecho andando pero por lo que vimos durante el trayecto, tampoco nos perdimos gran cosa.



Gante fue, sin duda alguna, la ciudad donde más bicicletas vimos, todo el mundo se mueve a pedales, y claro está, la ciudad está preparada para ello, aunque muchas zonas sean adoquinadas, pero eso no es impedimento para que te cruces con bicis en todo momento y en cualquier parte.



Tras ver la Iglesia de San Nicolás y la Catedral de San Bavón (que estaba en obras por fuera), empezamos a callejear siguiendo un poco las zonas que teníamos apuntadas en el mapa. Si bien seguimos algunos de los puntos típicos, también nos dejamos llevar por pequeñas callejuelas decoradas con graffitis, puentes que cruzaban los canales, y, sin saber muy bien como, acabamos tomando una Orval en una terracita junto al canal.


La zona más animada se sitúa junto al canal, lugar de reunión de universitarios y turistas, que en un día soleado como el que tuvimos, sin duda da mucha vida a la ciudad. Dos orillas llenas de gente y bares donde comer o simplemente disfrutar de una buena cerveza mientras ves pasar la gente y te relajas tras unas pocas horas pateando las calles.




Lo cierto es que Gante nos gustó mucho, entre que la ciudad es preciosa y que estaba muy animada, nos dio la sensación de que podríamos habernos quedado un par de días allí. También es verdad que el tiempo acompañó, porque por ejemplo en Brujas pasamos mucho frío, pero este día fue casi perfecto, buen ambiente, una ciudad encantadora y buena cerveza, ¿qué más se puede pedir?