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Tal día como hoy, hace 31 años, me dio por asomar la cabeza después de haberle estado dando el coñazo a mi madre unos cuantos meses...

Son muchas las cosas que uno recuerda si mira hacia atrás, muchas las experiencias vividas, la gente que vas encontrándote por el camino, los que pierdes, lo que siguen, pero si me paro a pensar de verdad creo que me queda por vivir mucho más de lo que he vivido hasta ahora.

Es sorprendente como cuando crees que ya te ha pasado de todo, que ya te has cansado de aguantar muchas situaciones no deseadas, de repente ves que vuelves a disfrutar de pequeñas cosas que creías perdidas y lo mejor, que son las que hacen que tengas ilusión por seguir viviendo otra vez con energía.

Con el paso del tiempo también es cierto que uno se intenta tomar las cosas con más calma, disfrutándolas tranquilamente, o al menos así lo veo. En parte la fotografía creo que me ha ayudado con esto, y también ha tenido su etapa de evolución similar, un primer comienzo lleno de energías y ganas de absorber todos los conocimientos posibles como cuando eres pequeño y te quieres comer el mundo. Después pasas por una fase donde te encuentras en medio de todo y ves que evolucionas con cada cosa que aprendes hasta llegar a un punto en el que pasas tiempo sin hacer una foto, porque te falta motivación, ves que no avanzas, hace falta más dedicación, y te cansas...

Pero la fase que más me gusta es la que vivo ahora, donde cojo la cámara y disfruto relajadamente porque simplemente, es lo que me gusta hacer. Desde una caminata por un bosque, hasta un tranquilo paseo de domingo por el centro de Madrid combinando fotos espontáneas con charlas y risas en buena compañía ;-)