Sábado en Madrid, he quedado para ir a ver una exposición de fotografía cerca de Plaza de Castilla. Se trata de una colección de imágenes de los primeros años con su cámara de uno de los fotógrafos españoles más importantes de los ultimos años, Alberto García Álix. Todas en blanco y negro, nos muestran la vida descontrolada de finales de los años 70 y comienzos de los 80. La exposición lleva el nombre de "No me sigas...", pero bien podría titularse "sexo, drogas & rock'n'roll". Imágenes directas, que te hacen recordar aquellas historias que tus mayores te contaban y siguen contando.
Puede que algunas de las imágenes no sean más que las fotos de un joven que empezaba a jugar con una cámara, pero si por algo me gusta este arte, es que una simple foto, rompiendo todas las normas, te hace pararte cinco minutos con la mirada clavada y dejándote sin habla. No soy una persona que se deje llevar por el artista que firma la obra (desgraciadamente esto es muy común entre muchos), pero es una exposición que no te deja indiferente, que te hace pensar en el tipo de vida que aquellos jóvenes vivían, en la "libertad" que les llegó de golpe y no pudieron controlar.
El título de esta entrada en el blog se debe a otra de las cosas que solo te ocurren en ciudades como Madrid. Hace unos días salí de fiesta con un amigo por el barrio de Malasaña, y se vino con nosotros su compañera de piso, una chica italiana que estará trabajando en España hasta mediados de diciembre. Da la casualidad que es una persona a la que le gusta la fotografía, y quedamos para ir a ver la "mostra" ella, otro amigo italiano, y yo. Ellos no hablan español, y yo no hablo italiano, pero nos dieron las 4:00 de la mañana. Visita a la exposición, tapeo por Madrid (evidentemente yo hacía de guía...), sidra (si, habeis leido bien, cuando les conté lo que era la sidra no querían irse sin que les escanciara unos culines, les gustó), concierto de rock por casualidad, unas cervezas y de vuelta a casa. Ellos hablando italiano y yo español, y nos entendíamos perfectamente, muchas risas, gente agradable y un buen plan para este pasado sábado en la capital.
Y que todavía haya gente que me dice que estoy loco porque digo que me gusta Madrid...
Puede que algunas de las imágenes no sean más que las fotos de un joven que empezaba a jugar con una cámara, pero si por algo me gusta este arte, es que una simple foto, rompiendo todas las normas, te hace pararte cinco minutos con la mirada clavada y dejándote sin habla. No soy una persona que se deje llevar por el artista que firma la obra (desgraciadamente esto es muy común entre muchos), pero es una exposición que no te deja indiferente, que te hace pensar en el tipo de vida que aquellos jóvenes vivían, en la "libertad" que les llegó de golpe y no pudieron controlar.
El título de esta entrada en el blog se debe a otra de las cosas que solo te ocurren en ciudades como Madrid. Hace unos días salí de fiesta con un amigo por el barrio de Malasaña, y se vino con nosotros su compañera de piso, una chica italiana que estará trabajando en España hasta mediados de diciembre. Da la casualidad que es una persona a la que le gusta la fotografía, y quedamos para ir a ver la "mostra" ella, otro amigo italiano, y yo. Ellos no hablan español, y yo no hablo italiano, pero nos dieron las 4:00 de la mañana. Visita a la exposición, tapeo por Madrid (evidentemente yo hacía de guía...), sidra (si, habeis leido bien, cuando les conté lo que era la sidra no querían irse sin que les escanciara unos culines, les gustó), concierto de rock por casualidad, unas cervezas y de vuelta a casa. Ellos hablando italiano y yo español, y nos entendíamos perfectamente, muchas risas, gente agradable y un buen plan para este pasado sábado en la capital.
Y que todavía haya gente que me dice que estoy loco porque digo que me gusta Madrid...
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