Salimos del Templo de las Ratas a media tarde de vuelta a Bikaner, aunque antes de regresar al hotel haríamos una parada recomendada por nuestro chófer, y otra parada a medio camino, por sorpresa.
Nos dirigíamos a un templo jainista construido en Bikaner, utilizando toneladas de mantequilla para los cimientos, mezclados con otros materiales. El encargado de su cuidado nos mostraba rincones donde podíamos tocar con los dedos la mantequilla, sin duda alguna, este fue el día más surrealista del viaje.
Pero antes de esto tuvimos la suerte de encontrarnos otro paso a nivel, y en este caso el tren estaba allí parado, un tren de pasajeros esperando al cruce de otro tren. Salimos corriendo del coche en dirección a las ventanas, donde los niños y demás pasajeros se asomaban curiosos y risueños ante las cámaras y "nuestras pintas" (alucinan con los chalecos de fotografía, les llama mucho la atención el gran número de bolsillos que tienen).
Yo apenas hice siete u ocho fotos, gracias al estabilizador del objetivo y a subir ISO, pude hacer alguna foto chula, el día estaba apagándose ya. La verdad es que pude hacer alguna foto más, no sé si es que no estoy acostumbrado a este tipo de viajes, pero cada foto que hacía se la enseñaba a los retratados, esas carcajadas y sonrisas que me regalaban al verlas, no tienen precio, para mi valían mucho más que cualquier foto.
Fue una pena no poder dedicar una mañana a hacer fotos en alguna estación de tren, hubiesen salido fotos muy iteresantes, los trenes, los pasajeros, los embalajes de los paquetes (increíbles...), si alguna vez viajais a la India y teneis esa oportunidad, no la dejeis escapar ;-)
Nos dirigíamos a un templo jainista construido en Bikaner, utilizando toneladas de mantequilla para los cimientos, mezclados con otros materiales. El encargado de su cuidado nos mostraba rincones donde podíamos tocar con los dedos la mantequilla, sin duda alguna, este fue el día más surrealista del viaje.
Pero antes de esto tuvimos la suerte de encontrarnos otro paso a nivel, y en este caso el tren estaba allí parado, un tren de pasajeros esperando al cruce de otro tren. Salimos corriendo del coche en dirección a las ventanas, donde los niños y demás pasajeros se asomaban curiosos y risueños ante las cámaras y "nuestras pintas" (alucinan con los chalecos de fotografía, les llama mucho la atención el gran número de bolsillos que tienen).
Yo apenas hice siete u ocho fotos, gracias al estabilizador del objetivo y a subir ISO, pude hacer alguna foto chula, el día estaba apagándose ya. La verdad es que pude hacer alguna foto más, no sé si es que no estoy acostumbrado a este tipo de viajes, pero cada foto que hacía se la enseñaba a los retratados, esas carcajadas y sonrisas que me regalaban al verlas, no tienen precio, para mi valían mucho más que cualquier foto.
Fue una pena no poder dedicar una mañana a hacer fotos en alguna estación de tren, hubiesen salido fotos muy iteresantes, los trenes, los pasajeros, los embalajes de los paquetes (increíbles...), si alguna vez viajais a la India y teneis esa oportunidad, no la dejeis escapar ;-)
4 comentarios:
Hola, muy buenas
Te conozco de tus andanzas por Caborian. He llegado a tu blog por casualidad y me he quedado encantado con tus retratos de los niños en las ventanillas del tren, son impresionantes. Haber si pones más.
Saludos
Hola Coke, que sorpresa! :-)
Me alegra que te gusten las fotos, la verdad es que no tengo muchas más de ese momento, pero si muchas otras que hicimos a lo largo del viaje, alguna más pondré, por supuesto ;-)
Un saludo.
Me encantan las fotos. me están dando unas ganas de hacer un viaje a la India...
Pues no te lo pienses más, 100% recomendable ;-)
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