Según dijeron en las noticias, en Semana Santa es cuando se produce el mayor movimiento de vehículos en España de todo el año, más incluso que en Navidad, y eso, en Madrid, es mucha gente montada en muchos coches taponando muchos kilómetros.
Desde que vivo en Madrid, tan solo he salido en coche una vez por estas fechas, el primer año, después de aquella aventura no se me ha vuelto a ocurrir semejante tortura. Unos años no me he movido, otros lo he hecho, pero en tren, siempre en tren. Hacia los destinos que suelo moverme esos días no compensa el avión, es más, a algunos ni hay. En el caso de Asturias el aeropuerto está muy lejos de casa de mis padres, a unos 80km, por lo que aún consiguiendo un vuelo barato, no compensa (tal vez ahora con los vuelos de Ryanair si, no lo sé).
Así que si, esta última Semana Santa me he ido a desconectar al norte, a ver llover (algo raro por el centro peninsular este año), a estar en casa tranquilamente y comiendo muy bien, por qué no decirlo. Y de paso, me he traído un beauty dish DIY que se ha currado mi padre y que os mostraré en los próximos días, todo sin agobios, sin esperas, sin dormirse al volante, estirando las piernas cuando me apetecía, viendo una serie en el portátil, y encima, llegando al destino veinte minutos antes de la hora estimada. Así, uno llega relajado a casa, y no con el estrés de haber tardado más de seis horas en recorrer 400 km, como aquella otra vez...
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